28 de enero de 2013

El grano de café

Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre el fuego. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó huevos, en la otra zanahorias y en la última colocó unos granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra. La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos, el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, colocó el café y lo puso en un tercer recipiente.

Mirando a su hija, le dijo: "Querida, ¿qué ves?". "Zanahorias, huevos y café" contestó ella. Él le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y comentó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Después de que ella le quitara la cáscara, observó el huevo duro. Seguidamente, le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma y sabor.

Humildemente, la hija preguntó: "¿Qué significa todo esto, padre?". Él le explicó: "Los tres elementos se han enfrentado a la misma adversidad, el agua hirviendo. Sin embargo, cada uno ha reaccionado de manera diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte y dura, pero después de pasar por el agua hirviendo se ha vuelto blanda y débil, fácil de deshacer. El huevo llegó al agua hirviendo frágil. Su fina cáscara protegía su interior líquido, pero después de estar en agua hirviendo, su interior se ha endurecido. En cambio, los granos de café son únicos. Después de estar en agua hirviendo, han sido ellos los que han cambiado el agua."

"¿Cuál eres tú?" le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una zanahoria, que parece fuerte, pero cuando la adversidad y el calor la tocan se vuelve débil y pierde toda su fortaleza? ¿Eres presa fácil?"

"¿Eres un huevo, que comienza con un corazón blando y poseyendo un espíritu fluido, pero después de una prueba de vuelves duro y rígido y comienzas a cuestionar a Dios? Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido?"

"¿O eres un grano de café? El café cambia el agua hirviendo, el elemento que causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición, el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café cuando las circunstancias son adversas, vas a cambiar las circunstancias como el grano de café cambia el agua. Recuerda, las circunstancias no deben regir tu vida, pues Dios está por encima de cualquiera de ellas, y para él no hay nada imposible."

Y tú, ¿eres zanahoria, huevo o café?

13 de marzo de 2011

Las vasijas de agua

"Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad del agua.

Durante dos años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.

Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador así, diciéndole:
-Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas solo puedes entregar la mitad de mi carga y solo obtienes la mitad del valor que deberías recibir.
El aguador, le dijo compasivamente
-Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.
Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchísimas flores hermosas a lo largo, pero de todos modos se sentía apenada porque al final, solo quedaba dentro de si la mitad del agua que debía llevar. El aguador le dijo entonces:
-¿Te diste cuenta de que las flores solo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado y por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi Maestro. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza."

Tenemos que saber querernos. Querernos sabiendo lo bueno y lo malo que tenemos, sin olvidar ninguna de las dos cosas.

13 de febrero de 2011

El caballo perdido

"Hace muchos años, en una pobre aldea china, vivía un labrador con su hijo. Su único bien material, aparte de la tierra y de la pequeña casa de paja, era un caballo que había heredado de su padre. Un buen día el caballo se escapó, dejando al hombre sin animal para labrar la tierra. Sus vecinos, que lo respetaban mucho por su honestidad y diligencia, acudieron a su casa para decirle cuanto lamentaban lo ocurrido. Él les agradeció la visita, pero preguntó:

-¿Cómo podéis saber que lo que ocurrió ha sido una desgracia en mi vida?

Alguien comentó en voz baja con un amigo: “él no quiere aceptar la realidad, dejemos que piense lo que quiera, con tal que no se entristezca por lo ocurrido”. Y los vecinos se marcharon, fingiendo estar de acuerdo con lo que habían escuchado. Una semana después, el caballo retornó al establo, pero no venía solo: traía una hermosa yegua como compañía. Al saber eso, los habitantes de la aldea, alborozados, porque solo ahora entendían la respuesta que el hombre les había dado, retornaron a casa del labrador, para felicitarlo por su suerte.

-Antes tenías solo un caballo, y ahora tienes dos. ¡Felicitaciones! – dijeron.
-Muchas gracias por la visita y por vuestra solidaridad – respondió el labrador-. ¿Pero cómo podéis saber que lo que ocurrió es una bendición en mi vida?
Desconcertados, y pensando que el hombre se estaba volviendo loco, los vecinos se marcharon, comentando por el camino: “¿Será posible que este hombre no entienda que Dios le ha enviado un regalo?”.

Pasado un mes, el hijo del labrador, decidió domesticar la yegua. Pero el animal saltó de una manera inesperada, y el muchacho tuvo una mala caída, rompiéndose una pierna. Los vecinos retornaron a la casa del labrador, llevando obsequios para el joven herido. El alcalde de la aldea, solemnemente, presentó sus condolencias al padre, diciendo que todos estaban muy tristes por lo que había sucedido. El hombre agradeció la visita y el cariño de todos. Pero preguntó:

-¿Cómo podéis vosotros saber si lo ocurrido ha sido una desgracia en mi vida?

Esta frase dejó a todos estupefactos, pues nadie puede tener la menor duda de que un accidente con un hijo es una verdadera tragedia. Al salir de la casa del labrador, comentaban entre sí: “realmente se ha vuelto loco;  su único hijo se puede quedar cojo para siempre y aún tiene dudas que lo ocurrido sea una desgracia”.

Transcurrieron algunos meses y el Japón declaró la guerra a China. Los emisarios del emperador recorrieron todo el país en busca de jóvenes saludables para ser enviados al frente de batalla. Al llegar a la aldea, reclutaron a todos los jóvenes excepto al hijo del labrador, que estaba con la pierna rota. Ninguno de los muchachos retornó vivo. El hijo se recuperó, los dos animales dieron crías que fueron vendidas y rindieron un buen dinero. El labrador pasó a visitar a sus vecinos para consolarlos y ayudarlos, ya que se habían mostrado solidarios con él en todos los momentos. Siempre que alguno de ellos se quejaba, el labrador decía: “¿cómo sabes si esto es una desgracia?”. Si alguien se alegraba mucho, él preguntaba: “¿Cómo sabes si eso es una bendición?” Y los hombres de aquella aldea entendieron que, más allá de las apariencias, la vida tiene otros significados."

Paulo Coelho

No todo es tan malo cuando tan mal parece, ni está tan bien como bien aparenta...